Conclusiones sobre la jornada REDU en Granada

Los pasados días 13 y 14 de noviembre tuvo lugar en la Universidad de Granada la Jornada titulada Las Unidades de Formación y Desarrollo Académico: en qué influimos. Análisis de estrategias, programas y prácticas que dejan huella, organizada por REDU y la misma Universidad de Granada.

En la apertura de las jornadas intervinieron el Rector, Pedro Mercado Pacheco, y la Vicerrectora de Calidad, Innovación Docente y Estudios de Grado, Ana María Rivas Velasco, que mostraron, ambos, su compromiso explícito con la voluntad de cambio y transformación del Desarrollo Académico y de la evaluación de la docencia en su Universidad. A continuación, la primera intervención corrió a cargo de Idoia Fernández (UPV-EHU y Presidenta de REDU) y Amparo Fernández (UPV) que presentaron, desde una óptica macro, un marco teórico para las unidades de Formación y plantearon un caso práctico que los asistentes debían realizar agrupados por universidades o grupos de varias universidades.

El caso invitaba a la reflexión sobre la situación y la actuación de las unidades en cada Universidad bajo la luz de una perspectiva más tradicional y la óptica del Desarrollo Académico integrado.

Amparo Fernández fue la conductora de la sesión de la tarde enfocada a nivel micro y titulada «GPS Docente. Dónde estoy y adónde voy». El grupo de profesoras de la UPV formado por Lorena Atarés, María José Canet y María Sancho, que forman parte de la red IDEALES, de REDU, escenificaron un role playing. En él se mostraban estereotipos de docentes que se hallaban en diferentes estadios o niveles en cuanto a sus concepciones docentes; además, Macarena Trujillo y Asun Pérez mostraron casos verídicos sobre la manera en que se habían producido cambios profundos en las creencias sobre la calidad de la docencia y los aprendizajes.

El viernes, desde una mirada meso, se mostraron tres experiencias diferentes: Eva González y Lourdes Marzo (UB), sobre la formación inicial LOSU para ayudantes doctores en la Universitat de Barcelona; Irantzu Alvarez (UPV/EHU), sobre Una propuesta evaluación escalonada en el marco Docentia; y Ana Palmar (UAM), sobre Evaluación de la docencia a través del Programa Docentia: nivel inicial. Estas intervenciones desencadenaron ya abiertamente el debate también hacia el terreno de la evaluación de la docencia, en especial para los ayudantes doctores según la LOSU.

La jornada acabó con la lectura de unas conclusiones generales a cargo de quien firma esta entrada y una despedida de la Vicerrectora de Calidad, Innovación y Grados de la Universidad de Granada.

La Jornada tenía como tema explícito el papel de las unidades de Formación y Desarrollo Académico. Sin embargo, lo que subyacía en el fondo de todas las intervenciones fue la cuestión del cambio educativo y, más concretamente, la mejora de la calidad de la docencia y de los aprendizajes. Este es, de hecho, el norte o el objetivo final de la mayoría de las unidades y órganos, políticos, técnicos y administrativos, que componen la Universidad. Si este es el tema de fondo, resulta imprescindible preguntarnos primero qué entendemos por docencia de calidad. La respuesta, por supuesto, no es nada sencilla. Para abordarla desde la literatura y el conocimiento disponible, entran en escena los marcos: marcos de calidad, marcos de desarrollo, marcos de referencia. “Marco” es, hoy en día, una palabra clave que todos deberíamos conocer y comprender. En este sentido, es especialmente recomendable la obra de Javier Paricio, Amparo Fernández e Idoia Fernández, Cartografía de la buena docencia universitaria (Narcea, 2019).

En relación con el cómo de la calidad de la enseñanza, se destacó en primer lugar la necesidad de tener una visión globalizadora de todos los elementos que influyen en el cambio educativo, es decir, en la mejora de la docencia y del aprendizaje. En segundo lugar, se subrayó la importancia del liderazgo político institucional: rectorado y, especialmente, vicerrectorados. Se insistió en la necesidad de compromiso con el cambio y de firmeza institucional en la adopción de nuevos modelos de desarrollo académico y de evaluación de la docencia. En tercer lugar, se señaló la conveniencia de identificar los elementos que forman parte de esta visión global. Dicho de otro modo, identificar las “ruedas del engranaje” donde se sitúan el desarrollo académico, la formación y la evaluación de la docencia. Y, en cuarto lugar, se insistió en que todas las unidades implicadas compartan una idea central y un objetivo común, claramente identificado y no meramente genérico o abstracto.

¿Qué nos llevamos, en definitiva, de estas jornadas?

 En primer lugar, un marco teórico necesario. Muchas unidades, absorbidas por su día a día, carecen a menudo de un marco conceptual en el que situar su acción. Contar con él amplía su perspectiva y contribuye a reforzar su relevancia institucional. La mirada SOTL (Scholarship and Teaching and Learning) sostiene una visión integral y más completa de nosotros mismos como académicos que indagamos e investigamos en nuestra práctica docente desde la óptica de las disciplinas; actuamos en la docencia como en la investigación, indagando, contrastando, compartiendo con los colegas y difundiendo los resultados. En una visión así, la formación del profesorado se halla incómoda y en cambio es más propio y real pensar en el desarrollo académico de todos nosotros. En segundo lugar, una visión macro. Tomamos conciencia de que las unidades de formación ocupan un lugar importante dentro de un tablero más amplio, en el que intervienen múltiples piezas y funciones. Disponer de la perspectiva suficiente permite comprender mejor dónde actuamos y acaba reforzando nuestro rol. En tercer lugar, el debate ha generado ideas que pueden germinar —o no— pero que, en algunos casos, podrán dar pie a reflexiones y quizá a actuaciones futuras. Y, en cuarto lugar, nos llevamos un caso real, trabajado ya por cada universidad, que impulsa la reflexión y ayuda a desarrollar propuestas de acción en cada contexto concreto.

En definitiva, esperamos que la jornada haya sido positiva para todos los participantes —unos 70, procedentes de 32 universidades de todo el Estado— y que podamos seguir avanzando conjuntamente en estos temas que nos interesan y comprometen a todos.

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