“Una mirada europea sobre el futuro de las universidades españolas”

El pasado lunes 2 de Octubre ha estado en Santiago de Compostela el prof. Francisco Michavila inaugurando el curso del Ateneo de Santiago con su conferencia sobre “Una mirada europea sobre el futuro de las universidades españolas”. Uníamos así la figura de un gran especialista en temas universitarios con el hombre de educación que acaba de publicar “Pasión por la Educación” (Edit. Tecnos, 2023), un libro (uno más) en el que, al hilo de su propia biografía, va describiendo la evolución de la institución universitaria en España. Pueden visionar la conferencia en ese enlace.

La impresionante biografía del prof. Michavila (ingeniero, catedrático de Matemática Aplicada en la Escuela de Minas, Director de esa Escuela, creador de la universidad Jaume I de Castellón, Rector de esa Universidad, Secretario General del Consejo de Universidades de España) servía de aval suficiente a las grandes expectativas que la temática universitaria genera en una ciudad como Santiago de Compostela, pero por si eso fuera poco la intervención comenzó con un órdago. Michavila comenzó su conferencia diciendo: el modelo de universidades que tenemos ha sido útil en el pasado, las universidades han hecho un buen trabajo a lo largo de los últimos años, incluso si miramos a todo el S.XX en su conjunto, pero ese proyecto se ha agotado; las universidades necesitan urgentemente un cambio de proyecto, una forma diferente de modelo, no podemos seguir así. No es eso lo que la sociedad española quisiera que hagamos”.

Y a partir de ese prometedor inicio fue desgranando datos y consideraciones en torno a la evolución de las universidades españolas en el último siglo, la situación en que nos encontramos en este momento y la forma en que él cree que el sistema universitaria está llamado a avanzar a lo largo de este siglo XXI.  No cabe duda de que las universidades han crecido en número, en accesibilidad, en equidad, en actualización de sus estructuras, en el formato y riqueza de contenidos y perfiles profesionales. Pero, en simultáneo, han ido perdiendo terreno en relevancia social, en liderazgo cultural, en presencia en los avances científicos y tecnológicos.

Michavila concede gran relevancia a la condición europea de nuestras universidades. Asume en serio el discurso “Una iniciativa para Europa”, que el presidente francés Macron presento en 2017 en la Sorbona (justamente en una universidad que es líder en Francia), en el que proponía la creación de unas 20 universidades europeas líderes, organizadas en clusters con universidades de diversos países. El prof. Michavila ve ahí el futuro. De hecho, esos clusters ya están en funcionamiento. Y con notable éxito: de los veinte previstos inicialmente ya se han ampliado hasta más del triple. Lo que falta ahora es que esa idea de la internacionalidad, del compromiso con los valores europeos, de la creación de sinergias científicas y culturales comience a funcionar con eficacia.

Los 40 minutos de la conferencia no dejaron suficiente espacio para poder entrar en cuestiones concretas o matices, pero Michavila sí lo hace en el libro Pasión por la Educación. Muchos temas habituales en el debate sobre la cuestión universitaria van apareciendo en el desarrollo del libro: la autonomía universitaria y su difícil encaje con las actuales políticas de financiación; la importancia del modelo educativo de cada universidad (que Michavila convirtió en prioridad con respecto a la creación de la Jaume I y, posteriormente, aunque con poco éxito, en la Politécnica de Madrid); la necesidad de nuevos perfiles académicos que respondan a las nuevas necesidades de la sociedad (en su caso, fue la lucha por una ingeniería de la energía); el problema de los currículos atomizados y con materias demasiados cortas y minifundistas que impiden la profundización en las temáticas que abordan; la relevancia formativa de los intercambios con otros países y de las prácticas externas; la necesidad de un profesorado bien formado y comprometido con el aprendizaje de sus estudiantes; el respeto por la originalidad y creatividad de los estudiantes (el mayor tesoro de un país, dice él), etc. Escuchar estas cosas, bien pensadas y dichas, en la voz escrita de un ingeniero y matemático resulta no solo grato sino altamente estimulante.

Una cosa me ha quedado clara de la lectura del libro y del seguimiento de la conferencia: a veces vivimos los acontecimientos, las cosas que van pasando, las normas que se nos imponen, las decisiones que desde la política o la academia se van tomando y que, nos gusten o no, tenemos que asumir; todo eso, digo, nos lo vamos tragando como si fueran eventos que suceden porque tienen que suceder, porque son consecuencia necesaria de la evolución de los acontecimientos. Escuchando y leyendo a Michavila queda claro que detrás de cada movimiento, de cada decisión hay personas, personas reales con sus gustos, sus manías, sus conocimientos y experiencia, sus condicionamientos de todo tipo. Que las universidades vayan bien o mal va a depender mucho de las personas que están en las posiciones de toma de decisiones. Ahí está la riqueza y también la pobreza de nuestras instituciones y sus expectativas de futuro.

Miguel A. Zabalza

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