Herramientas digitales colaborativas en la universidad online

Ingrid Mosquera Gende

UNIR

Cuando un estudiante se matricula en una universidad online, aunque existen muchos perfiles diferentes, cierto que es que, en numerosas ocasiones suele ser porque tiene diversas prioridades y obligaciones. Esto es, al matricularse en un entorno online busca la flexibilidad que esta le puede aportar, pudiendo acceder a la plataforma 24/7, dependiendo de sus necesidades y circunstancias, de manera ubicua, independientemente de dónde se encuentre.

Hasta ese punto, se podría decir que todas son ventajas, pero existen ciertos puntos que deben ser reforzados para conseguir una experiencia completa, para que los estudiantes puedan disfrutar de lo que significa formar parte de una universidad, sintiéndose acompañados, tendiendo lazos con los compañeros y las compañeras, como parte de un grupo, y venciendo la sensación de soledad que cualquier persona podría llegar a sentir aprendiendo desde casa.

Las universidades son conscientes de la importancia de esos aspectos y tienen sus propias estrategias para intentar construir el mejor entorno para sus estudiantes. Y, en ese sentido, los docentes podemos contribuir a conseguir que se sientan más cómodos, tanto con propuestas síncronas, en caso de contar con clases en directo, como con propuestas asíncronas, que pueden incluir desde el modo que corregimos las actividades al modo en que dinamizamos los foros o para qué los empleamos. Si el contexto lo circunscribimos a una universidad online, esto supone que la tecnología deberá ser nuestra aliada, más que nunca, siendo parte intrínseca de nuestro diseño instruccional.

El uso de herramientas digitales colaborativas, tanto para las clases en directo como para la interacción, comunicación y trabajo fuera del aula virtual, pueden ofrecernos numerosas posibilidades de dinamización, sirviendo para:

  • Desarrollar un aprendizaje activo durante el desarrollo de las clases síncronas, promoviendo la reflexión y la conexión de la teoría y la práctica.
  • Fomentar el trabajo colaborativo, bien sea en pequeños grupos o en grupo clase, con la finalidad de mejorar la relación entre el alumnado.
  • Promover la participación tanto en directo como en diferido, incluyendo herramientas que puedan quedar disponibles en asíncrono, para que los estudiantes que no hayan podido estar en la clase síncrona puedan probar las herramientas y formar parte de las actividades como el resto de compañeros y compañeras.
  • Contribuir a desarrollar la competencia digital del alumnado, haciendo que descubran las herramientas como estudiantes para poder emplearlas posteriormente en su vida profesional. Así, intentamos pasar del mero uso de las herramientas como TIC (Tecnologías de la información y la comunicación)  a emplearlas como TAC (Tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento) o TEP (Tecnologías para el empoderamiento y la participación).

Debemos recordar que las herramientas siempre son un medio, no un fin en sí mismo. Y, como tal, tienen que ser facilitadores y no dificultar la labor del profesorado o suponer una desmotivación para el alumnado. Para ello, es bueno poder tener en consideración algunos aspectos básicos:

  • Escoger herramientas gratuitas para que los y las estudiantes puedan emplearlas posteriormente.
  • Optar por herramientas sencillas con una curva de aprendizaje mínima, para poder descubrirlas y usarlas durante la misma clase (salvo determinadas excepciones que puedan resultar especialmente útiles para nuestra materia o área).
  • Recurrir a herramientas que no requieren registro por parte de los estudiantes, ya que registrarse ocuparía gran parte de la clase con los problemas que siempre ocurren, por muy sencillas que nos puedan parecer a nosotros.
  • Seleccionar herramientas con la que nosotros, como docentes, nos sintamos cómodos.

Entre la gran variedad de herramientas colaborativas que están a nuestro alcance, algunas especialmente destacadas por el alumnado son Google Docs, Wakelet, Flip, Nearpod, Padlet o Slices by Wbrain, entre otras.

Flip, hasta hace poco tiempo conocida como Flipgrid, es una especie de foro audiovisual muy empleado en etapas anteriores a la universidad y que proporciona un entorno privado para la expresión oral. También se pueden encontrar ejemplos de su uso en la universidad, aunque menos. Por su parte, Nearpod sirve para realizar presentaciones interactivas, tanto en síncrono como en asíncrono, pudiendo resultar un recurso muy útil para la clase invertida. Cuenta con una amplia variedad de actividades.

Las dos herramientas anteriores requieren el registro del docente pero no suponen la necesidad de que el estudiante se registre, aunque en el caso de Flip es casi imprescindible. De este modo, ambas nos servirán, tanto para el trabajo síncrono como para el asíncrono, igual que Google Docs, que destaca por su sencillez y por contar con el respaldo de todo el universo Google.

Padlet es la herramienta de los murales interactivos por excelencia, permitiendo diferentes composiciones y, como las anteriores, sin precisar el registro de los estudiantes, pero sí del profesorado. Como inconveniente, en su versión gratuita permite contar con muy pocos proyectos simultáneos, teniendo que eliminar alguno de los existentes para generar otros nuevos. Como ventajas, cuenta con la posibilidad de añadir contraseña para proteger más el acceso a la misma y tiene muchos recursos ocultos que no todo el mundo conoce, como la posibilidad de grabar vídeo, audio o la propia pantalla, entre otros.

Con muchas menos opciones se presenta Slices by wbrain, una herramienta de trabajo rápido que también nos servirá para la creación de murales y listas. Ideal para el trabajo espontáneo en el aula y para las sesiones en directo. Resulta muy fácil de manejar y no requiere registro ni de docentes ni de estudiantes. Personalmente la uso muy a menudo. Como inconveniente, la imposibilidad de descargar el resultado, eso sí, se puede hacer una captura de pantalla.

Por supuesto, dejo para el final mi favorita, Wakelet, una herramienta totalmente gratuita que requiere el registro del docente pero no el del alumnado, que podrá trabajar colaborativamente o de manera individual, tanto en síncrono como en asíncrono, subiendo material y creaciones a sus “colecciones”.

El uso de herramientas colaborativas en el aula contribuirá a mejorar el sentimiento de grupo y a desarrollar la competencia digital del alumnado, al mismo tiempo que permitirá que aquellos estudiantes que no han podido asistir en directo formen parte de las actividades junto a sus compañeros y compañeras de un modo ágil y sumamente sencillo. Unos recursos que, bien empleados, pueden suponer un cambio muy significativo en tus clases.

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